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Leishmaniosis canina

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La leishmaniosis en perros,  es una afección causada por la  Leishmaniainfantum,  y se transmite por la mosca de arena flebotomínica hembra principalmente entre animales y ocasionalmente a los humanos.

El curso de la infección puede ser diferente de un perro a otro, desde la curación espontánea hasta la evolución aguda que lleva a la muerte, si no se adoptan el tratamiento y la terapia adecuados.

Es raro que se  logre una cura parasitológica y son frecuentes las recaídas clínicas en la leucemia linfocítica crónica. La vacunación asociada al uso de insecticidas tópicos es sin duda la forma más eficaz de prevención y control de la enfermedad.

La leishmaniosis canina visceral es una infección crónica que puede causar la muerte a los animales. Es endémica en varios países de América Latina, el Mediterráneo y África. Se considera un problema grave tanto para la salud pública como para el médico veterinario.

El pronóstico en animales es peor que en humanos debido a las dificultades y a la ineficiencia del tratamiento, lo que lleva a la decisión de sacrificar animales positivos.

En los lugares endémicos hay un número particularmente alto de casos humanos y poca disponibilidad de terapias alternativas.

La prevalencia de la leishmaniosis canina en la mayoría de las comunidades autónomas españolas se sitúa en torno al 7-8%, aunque hay algunas ciudades españolas en las que esta cifra se supera con creces (Córdoba 25%, Málaga 35%, Barcelona 18%).

Los perros tienen un riesgo permanente de contraer la enfermedad. La proliferación de Phlebotomus debido al cambio climático aumenta el número de perros infectados.

mosquito leishmaniosis
mosquito leishmaniosis

Transmisión de la leishmaniosis en perros

Normalmente,  la forma de transmisión es directamente a través de la mosca de arena a perro, aunque existen evidencias recientes que describen la transmisión vertical (de perras a cachorros) en perros y la transmisión horizontal a través del contacto sexual.

Pensando en éste tipo de enfermedad, se debe tener especial precaución al viajar con un perro, ya sea de una zona endémica a una zona libre, o viceversa, ya que si no se toman medidas de prevención, los movimientos de los animales pueden ayudar a propagar el parásito.

Síntomas de leishmaniosis en perros

El período de incubación de la leishmaniosis canina puede variar entre 3 y 18 meses. Excepcionalmente, la enfermedad puede permanecer en silencio durante varios años.

Algunos perros son resistentes y, aunque sean mordidos por moscas de arena parasitadas, nunca mostrarán síntomas de la enfermedad siempre y cuando estén bien alimentados y no sean sometidos a estrés.

Esta resistencia es probablemente determinada genéticamente y puede causar el desarrollo de portadores de parásitos asintomáticos (perros aparentemente sanos que infectan a los mosquitos de arena cuando son mordidos y propagan la enfermedad).

Por lo tanto, es conveniente llevar a cabo controles veterinarios anuales para determinar si el animal es portador del parásito.

Aunque la leishmaniosis puede afectar a prácticamente cualquier tipo de perro, existen diferencias de raza, sexo o edad, siendo los pastores alemanes, y  bóxer los machos y los menores de 3 años o mayores de 8 años los más susceptibles a la enfermedad.

La leishmaniosis en cánidos,  es una afección con un gran abanico de manifestaciones clínicas (que van desde lesiones cutáneas locales leves autolimitadas hasta enfermedades mortales sistémicas) y respuestas inmunitarias del huésped.

Existen dos tipos de leishmaniosis en los perros: visceral y cutánea. Cada tipo afecta a diferentes áreas del cuerpo del perro.

El primer síntoma clínico más común es la pérdida de cabello, especialmente alrededor de los ojos, las orejas y la nariz. A medida que la enfermedad progresa, el perro pierde peso.

La linfadenomegalia y el crecimiento excesivo de las uñas (onicogryphosis), así como las heridas cutáneas que no cicatrizan, especialmente en la cabeza y las piernas en áreas donde el perro está en contacto con el suelo cuando está acostado o sentado, son comunes.

También se pueden observar atrofia muscular, letargo, cojera o inflamación articular, epistaxis, hiperqueratosis naso digital, lesiones palpebrales o conjuntivas.

Cuando la enfermedad se vuelve crónica, en muchos casos la enfermedad puede llevar a complicaciones relacionadas con la insuficiencia renal.

herida cutanea causada por leishmaniosis
herida cutanea causada por leishmaniosis

Prevención de la Leishmaniosis en perros

Dado que el vector principal es la mosca de la arena, es importante controlar y evitar estos insectos. Si el perro no recibe ningún tipo de protección, tiene un riesgo de hasta el 20% de infectarse.

 Este riesgo aumenta si el animal vive en zonas rurales y periurbanas, en regiones cálidas y cuando permanece fuera de la casa al anochecer.

Es aconsejable realizar controles veterinarios anuales del perro. Es muy importante saber si el perro vive o ha vivido en un área endémica, si ha estado expuesto al portador, o si ha recibido tratamientos con efectos inmunosupresores colaterales.

La anamnesis se completa con la descripción de los signos clínicos que el dueño ha observado en su perro y que pueden ser compatibles con la leishmaniosis canina.

Es aconsejable realizar una prueba serológica específica después de la temporada de actividad del mosquito (mediados de octubre).

Repelentes

Es prácticamente obligatorio,  aplicar muy a menudo,  repelentes al perro (siempre siguiendo las instrucciones de un veterinario), para protegerlo de las picaduras de mosquitos, como el uso de collares y pipetas antiparasitarias.

El último avance tecnológico es un collar con una eficacia probada del 95% contra las picaduras de moscas de arena. Del mismo modo, los insecticidas de acción prolongada, las pinturas de contacto con insecticidas o los mosquiteros pueden utilizarse en las zonas de descanso de los perros.

Es aconsejable evitar que el perro duerma fuera de la casa durante la noche, o en lugares donde es más probable que sea mordido por la mosca de arena.

Debido a la posibilidad de transmisión vertical de la enfermedad, la esterilización puede considerarse una medida profiláctica.

Es muy importante seguir en todo momento las medidas preventivas recomendadas (collares, pipetas, insecticidas) independientemente de que el animal esté enfermo y sintomático o no, para evitar la transmisión del parásito del perro a una nueva mosca de arena, que podría infectar a personas o animales.

Existe una vacuna disponible contra la leishmaniosis canina. Está indicado para la inmunización activa de perros a partir de los 6 meses de edad que hayan dado un resultado negativo en las pruebas de diagnóstico contra la Leishmaniosis.

Reduce el riesgo de infección en el perro y la gravedad de los síntomas en caso de contacto posterior con el parásito. Consulte con su veterinario para conocer la disponibilidad y el grado de protección que le brinda esta vacuna.

Diagnóstico de leishmaniosis en perros

Las pruebas serológicas son uno de los métodos de diagnóstico más utilizados. Cabe señalar que este tipo de enfoque no es un método fiable para detectar la enfermedad en las primeras etapas, ya que el nivel de anticuerpos puede ser muy bajo o la enfermedad está en proceso de incubación.

Hay algunas «pruebas in situ» que dan un resultado en sólo 10 minutos. El veterinario tomará una pequeña muestra de sangre y el kit detectará si hay anticuerpos contra la leishmaniosis.

Suelen tener una buena eficacia, pero no son métodos 100% fiables, ya que tampoco informan del estado de la infección ni del número de protozoos presentes.

Tratamiento de la leishmaniosis en perros

La leishmaniosis es una enfermedad que causa la muerte de la mayoría de los perros afectados si no reciben tratamiento y posterior control sanitario.

Los tratamientos contra la leishmaniosis sólo minimizan los síntomas y alargan la vida del animal, pero rara vez eliminan el parásito.

Sin embargo, el tratamiento limita el riesgo de transmisión, mejorando la calidad de vida del animal. El tratamiento debe ser constante durante toda la vida del animal y requerir controles periódicos. En ciertas circunstancias se puede recomendar la eutanasia del animal.

Estrategias

Las estrategias de tratamiento varían según la zona geográfica, la cepa de Leishmania y los síntomas que presenta el perro. Los medicamentos utilizados en el tratamiento de la leishmaniosis son:

Antimoniato de meglumina (evita la multiplicación del parásito).

Otros fármacos como Anfotericina B, Pentamidina, Aminosidina, Miltefosina y Alopurinol (altera el ARN del parásito).

Hasta la fecha, los medicamentos más utilizados en Europa son los antimoniados de meglumina, con o sin alopurinol.

Después de la resolución de los síntomas clínicos, el alopurinol se utiliza a menudo como terapia de mantenimiento, a menudo de por vida, ya que se ha demostrado que previene las recaídas.

Tales recaídas son comunes después del tratamiento y muchos medicamentos tienen efectos secundarios importantes.

En los últimos años se ha incrementado la duración del tratamiento, lo que puede deberse a la resistencia desarrollada por el parásito contra los fármacos de uso común.

Por lo tanto, y con el fin de evitar la progresión de dicha resistencia, se deben utilizar diferentes fármacos tanto en perros como en humanos.